Se trata de una rutinaria intervención quirúrgica que se realiza con anestesia general y que, por tanto, no conlleva ningún tipo de dolor para la mascota.
En el caso del macho, por su anatomía, resulta más fácil; en el caso de la hembra, la intervención es más invasiva porque hay que acceder dentro del abdomen.
La esterilización no afecta en su temperamento, vitalidad, cariño, inteligencia y ganas de jugar. Habitualmente los hace más sociables y menos problemáticos.
Como toda operación los primeros días se encuentran algo decaídos y quizá no estén tan activos como siempre, sin embargo, al poco tiempo se recuperan totalmente. Durante esos primeros días el animal recibirá un tratamiento analgésico para evitar que sufra dolor.
En nuestra Clínica Veterinaria Joan Miró, ¡¡estaremos encantadas de contarle más y explicarle todas las dudas que le surjan!!